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lunes, 10 de mayo de 2010

El comienzo de la "Rúculacracia"

Texto que se atribuye Maestro ansaldi, pero que en realidad escribió Vinicius Zamudio:

"Con la crisis del 89 los dueños de restaurantes vendieron sus restaurantes, dando paso a un grupo de clienticidas llamados EMPRESARIOS GASTRONÓMICOS. Estos tipos desarrollaron un plan de destrucción selectiva de la tradición, bajo la peor de las palabras que haya aparecido en la gastronomía: MODERNIZARSE.

Mi abuelo decía:  
"Para ser cliente regular de algunos restaurantes debías cagar sangre y oro al mismo tiempo; todo era de altísima calidad, las copas, los cubiertos, el mobiliario; te sentabas en una mesa donde eras atendido por mozos de toda la vida¨ y los nombres que tenían lo decían todo: "El TALLER", "EL NACIONAL", "LOS MONDONGUEROS", "LA RUECA DE PANCHO"

 

Ponerle rockefeller a un bar era de puto.

 

Al hueso: los números debían cerrar y así fue como cambiaron el mobiliario de cedro puro por plástico, al mozo en lugar de un barre migas le dieron una rejilla para limpiar la mesa que tenia la forma de una tapa de gaseosa, y en un par de años le destruyeron el oficio.

Habiendo embrutecido al cliente con licuados de frutillas y tostados, sabían que tenían las horas contadas si no hacían algo y aceptaron la incorporación de las escuelas de cocina y entonces la rúcula sanó las diferencias, por cómo se aderezó y por cómo se cobró.

La cocina actual ya no es un arte culinario, sino el resultado de un amasijo recetario con productos de moda. Ya lo decía el Dogo Tealdi-capo precámbrico de la categoría-:

"Olivarizan un cardo y creen tener una ensalada. La "ruculización" lejos de exasperar, clienteliza".

Hace rato que CELIA, AZAFRÁN y tantos otros, vienen modificando tableros y no van permitir perder el negocio de seguir aleccionando palurdos sin ninguna virtud para qué cuando se reciban de chefs y quieran usar su cualidad comprada mensualmente por 3 años se choquen de frente con algo que se llama ficha técnica. Fin del sueño.

¿Y los clientes? bien gracias, para ellos estamos los mozos; tiene razón Ansaldi cuando dice:

La fórmula de supervivencia de la actual gastronomía es un poco inexplicable. Quizás estemos ante una fatiga crónica. Quizá AZAFRÁN o CELIA nunca lo permitan".